GATOPATOS

Adopción

Hace algún tiempo, a la vuelta de la esquina, de cualquier esquina, una familia de patos decidió agrandar su “familia”.
Estuvieron varios días analizando la forma en que lo harían… fertilización asistida? Compra/donación de espermas/óvulos?, alquiler de huevo?, entre todas las formas posibles…
Finalmente decidieron adoptar. Sí, esa sería la manera! Pero, cómo? Por suerte, hoy todos los patos tienen celulares y todas las granjas wifi, rápidamente averiguaron e iniciaron el legajo en el Registro Único de Aspirantes a Guardas con Fines de Adopción.
Pasado un tiempo, una mañana soleada, el ring-ton del celular anticipaba una llamada del Juzgado. Efectivamente, le confirmaban que habían sido seleccionados como pretensos adoptantes de un gatito. La primera vinculación fue maravillosa! Patos y Gato se habían adoptado mutuamente.
Lo complejo surgió en los primeros tiempos de convivencia, en la verdadera vinculación… Eso sí que fue un desafío! Qué pasó? El gato se enfermó! Dura tenía la panza de comer semillas, piedritas y arenilla… y ni hablar de los resfríos, a causa de los paseos en el lago… Hubo que cambiar algunos hábitos. Pero ahora, eran los patos los que estaban débiles y casi desplumados… Sus picos no les permitían beber leche, ni con sorbetes podían! Algo similar ocurrió con la vivienda, los horarios, las salidas nocturnas, los juegos, los piojos, las pulgas, los pelos, las plumas, las uñas, las membranas, las colas…
Y, qué pasó? Qué pasó?… pasó la verdadera vinculación en convivencia, y ahora sí, son una familia de gatopatos.
Y cómo son? Son felices. Con pico de pato y cola de gato. Con un poco de plumas y otro poco de pelo, y tenían cuatro patas, pero en las cuatro calzaban zapatones de pato.
Y cómo hablaban? Lunes, miércoles y viernes, decían miau. Martes, jueves y sábado, decían cuac.
Y los domingos? Lo domingos, hacían rafting en el lago o nadaban en los tejados…

Inspirado en el cuento de María Elena Wash “el gatopato y la princesa Monilda”

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